jueves, 25 de abril de 2019

Lapsus (2)

Lo que escribo es clavo. ¡Y que se entere tu espeso! ¿No te llagan mis correas? Voy a morar de pena. Supérate pronto. ¿Quién como yo treta tu saxo? No es macho, pero es mujer a lo que te ofrece ese quien en tu lodo ronca. Ya basta de perros. Me apremia saber esto: es él o yo. Estoy orto de únicamente sonarnos juntos. Y te enfermo que soy un hombro seno, pero tanto te amo que me informas. No te culpo. Yo me ilusiono solo. Así que, por lo vasto, me meteré todo lo que tango por el harto.

miércoles, 24 de abril de 2019

La tonta (2)

Mi amiga me pidió que arrancáramos puesto que él, amenazándola, venía por ella. Entonces subimos a mi auto. Con la prisa y los nervios, choqué. Tiempo después supe que se reconciliaron.

Luego, en una fiesta, él la empujó por las escaleras. Para peor, mi amiga me cayó encima y terminé hospitalizado. Pero se reconciliaron.

Hoy, de madrugada, esta mujer me llama y dice que está encerrada en el baño y su pareja lleva un cuchillo. Cuando los voy a ver los encuentro afuera de la casa, forcejeando. Rápidamente tomo una escoba y se la rompo en la cabeza. A ella.

martes, 9 de abril de 2019

La alcantarilla

Miguel caminaba abismado. No se percató de la alcantarilla destapada hasta que cayó en ella. Cuando despertó de la inconsciencia se encontró atrapado en un agujero que no daba a ninguna parte. Sin siquiera espantarse, la tranquilidad de tal inaudita circunstancia lo calmó por completo. Ahí, perdido en esa soledad, lejos de todo y todos, encontró la paz mental exacta para aligerar el peso de la existencia.

No gritó pidiendo ayuda.

Bien entrada la noche un peatón supo de su accidente. Le preguntó si estaba bien y a Miguel le hubiera encantado responder “mejor que nunca”. De verdad. Sin sarcasmo.

sábado, 6 de abril de 2019

En un restaurant

Perdón que los moleste. No se asusten, va a ser un minuto. Permiso. Lo que pasa es que llevo una hora esperando que los meseros me atiendan. Pero soy indigente. Aunque por indigente que sea, me gusta comer bien. Una vez al año, pero comer bien. Ya junté la plata, tranquilos, no voy a pedirles nada. Lo único que quiero es que no me ignoren más. Entonces cuando el mesero venga a preguntarles qué van a servirse, va a estar obligado a preguntarme a mí también. Y cuando me traigan mis tallarines con salsa, me cambio de mesa. Lo juro.