Lucien despertó sobresaltado. Levantó la cortina y encontró una muchedumbre feliz afuera. Algo mareado, le costó llegar a la salida. Objetos botó a su paso. Entonces, encontró a sus vecinos mirando al cielo, entre sonrisas y abrazos. Lucien hizo lo mismo, y observó una luz blanca nacarada que, asumió, se aproximaba. “¡¿Acaso seré el único cuerdo?!”, pensó desde el ego. Corrió aterrado gritando sobre impactos, desastres ecológicos y que todos morirían... Pero nadie lo atendió.
De tanto gritar, colapsó y se desmayó. Cuando volvió en sí, lo asistió un transeúnte:
-¡¿Por qué sonríe?! -preguntó Lucien.
-¿Y usted por qué NO?
.jpeg)