sábado, 1 de febrero de 2025

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Me cargan las muletillas. Me cargan las mías cuando contamino el habla con ellas. Y Hermes, un vecino, resume cuánto las odio. No hay oración que no la empiece refiriéndose a sí mismo con UNO. Y cuando está estresado, exaspera su monólogo interminable: "Uno se esfuerza; uno no es valorado; uno se agota". ¡Más agotado me tiene él!

Un día empecé a contárselos y, cuando llegó al UNO 45, tapé su boca para activar el código sagrado de la paz interior. Lo último que alcanzó a decir fue: "Uno quiere descansar". Por eso le pongo punto final a esta cuestión.

viernes, 31 de enero de 2025

3333

En el paradero, Félix encuentra tres billetes de un dólar. Nada que agradecer: necesita plata, pero en peso chileno. Igualmente los recoge. Mira la hora: 3:33 am. Aparecen tres mocosos. Lo molestan, se mofan. Félix, aterrorizado, solo piensa en la llegada del bus, recorrido 3333. Repite esa secuencia.

En la enumeración 45, lo empujan, otro saca un cuchillo, Félix se desconcentra pero, sin saberlo, activa el código sagrado de la gratitud. Trastabilla, suelta los dólares y choca contra el recién llegado bus. Los tipos huyen con esa plata. Eso querían. ¿O el bus los espantó? Félix tiene mucho por agradecer.

lunes, 27 de enero de 2025

545

Clara quería que Basilio contestara para sacarse las ganas de decirle: “¡No, yo termino contigo!”. E inmediatamente colgarle. Difícil, pues el hombre cambió de número y Clara solo recordaba que empezaba con 545. Obsesionada, cada vez que marcó, no pasó de esos tres dígitos. Al intento 45, desistió.

Sin embargo, sin saberlo, había activado un código sagrado: en este caso, recibir regalos del universo.

Esa tarde, viendo la lotería, se percató que lo números aparecían siguiendo el orden telefónico de Basilio. ¡Qué regalazo! Los anotó, mas no lo llamó. Es que el verdadero regalo fue otro: aprender a soltar.

domingo, 19 de enero de 2025

Esta semana entró un pajarito a mi casa


¿Cómo yo, adulto, ni tan viejito como mi papá, no se puede levantar de la cama? A propro, a propósito, hay una enfermedad de los señores mayores que los hace olvidar cosas, pero hasta ellos se acuerdan de seguir adelante. O, a lo mejor, no se lo cuestionan. En cambio, yo me aburro adentro y afuera de mi cuerpo. Y eso que me pasaba preguntando todo. Era como un niño triste. Ahora nomás quiero saber cuándo voy a despertar. Esta semana entró un pajarito a mi casa y canta por las mañanas. Me quiere ayudar a abrir los ojos, ¿verdad?

Imagen de Atrapalabras
Canción "¿Dónde estoy?" - Avalanch

miércoles, 15 de enero de 2025

Cuarenta días después

Izan, en un restorantucho, parecía estar solo. No miraba reloj ni celular, solo sus puños cerrados sobre la mesa. Al llegar Darío, su acompañante, siguió en lo mismo, aunque sonrió. Era raro ver a Darío usando lentes oscuros, siendo miope, pero no hablaron de eso. Como tampoco cuando Darío, reacomodándose en el asiento, se quejaba adolorido. No se veían desde hace cuarenta días, cuando Izan fue condenado por violencia intrafamiliar. Y sobre eso Izan sí quería hablar, pero... “Tranquilo”, dijo Darío, posando su mano sobre las de él, haciendo que Izan, finalmente, lo mirara con ojos llorosos. “Te perdono, hermano”. 

jueves, 9 de enero de 2025

Hierba de la Gracia o Hierba de las Gracias

Iblis puteó cuando su mamá volvió cargando una ruda en lugar de plata. Confiaba, otra vez, que sería económicamente ayudado. Es poco, pero le debe a gente con poder y estatus en un submundo donde a cada historia problemática, le dan un final abierto: abierto en el cráneo impactado por un balazo.

Esa noche, Iblis decidió robar la planta para revenderla. La encontró tapada por un pañuelo blanco con dos orificios frontales. Extraño, pero igualmente la destapó. Justo entonces, escuchó un “¡buuu!”. Paralizado, miró alrededor. “Sería chistoso, pero no. Nosotros espantamos tus malas energías de otra manera”, dijo la ruda.

lunes, 6 de enero de 2025

No-Agustín

Me encontré con Agustín. Estaba en silla de ruedas. ¡Qué tipo más bueno para quejarse! Así lo recordaba. Nada estaba bien. Ni él.
 
Perdió su movilidad corriendo tras su pareja (harta por no ser valorada). Como logró escapar, Agustín pensó que sus piernas no servían para nada. Y se desplomó. También empezaron a caérsele los dientes cuando decidió no salir más a un mundo que no le motibava sonreír. 

Vivía de allegado. Ocupaba el sofá, pero por quejarse de la incomodidad, lo mandaron al patio.

Tiempo después lo visité. Encontré su cabeza, consciente, pero flotando en un frasco con formol.  

viernes, 3 de enero de 2025

El niño adorno

Para despedir el 2024, acordaron, nada nuevo, familiares y amigos una última gran reunión, con jolgorio. Sin embargo, entre los invitados, incomodó la llegada del hijo malcriado de una pareja: niño que llamaba la atención para mal.
Sorprendentemente, esa noche se comportó. Y eso que durante la cena le prohibieron opinar en conversaciones de adultos. Tampoco le dejaron jugar para no ensuciarse antes del año nuevo. Mejor lo sentaron y olvidaron frente al televisor.
A las 12, momento de los abrazos, el niño se acercó a un invitado por la espalda, que ni conocía, y dijo: “Yo también estoy aquí”. 

domingo, 29 de diciembre de 2024

Corrector de Whatsapp (5)

Entro caja al 2025. Fuimos una sola arma por tanto, que desapegarnos fue tocar suelo y pisar mal.

La respuesta es simple: la gata, guiada por nuestra estrella solitaria, transitó por la última cata, el último corralón, y partió a acurrucarse al regazo de Hércules. El mañana sutura talleres que la asientan.

Más que proyecto de vida, ella era la vida en mi día a día. De magullada y al teléfono su amortiguador, mis brumas malas, el amenazar, las gracias.

¿Entro caja al 2025? Pues decreto recuperarme de eso, mientras escribo esto a la tuna como antes a mi galleta.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

El saco vacío

Zacarías, apurado, insistió en levantar los platos de la mesa. Después, ayudó a recostar a sus padres frente al árbol de pascua. La idea era que ellos le dieran la espalda a su hijo para que Zacarías tuviera tiempo de disfrazarse de Viejito Pascuero. Con barba, panza y toda la parafernalia. 
“¡Feliz Navidad!” (con vozarrón impostada). "Dense vuelta” (y una risa también impostada). Transpiraba. Los papás giraron, gritaron. Pero sus mordazas, sus manos amarradas... Zacarías, de la bolsa sin juguetes, extrajo una carta escrita por él en 2024, cuyo único deseo para esta Navidad es: “Por favor, una familia unida”.

jueves, 12 de diciembre de 2024

En este sueño (2)

En mi fila, hombres esperaban entrar a un escenario onírico donde iban a imaginarse o a recordar su pelo largo. Entonces, un Hola me hizo girarme. Era la recurrente. “¡Te atrapé!”, gritó. “Hasta cuando no te busco, te encuentro”, le dije. “Es que ahora soy yo la que está soñando contigo”. “No, aquí estoy solo con mi inconsciente”. La recurrente se puso a reír. “Entre el entrelazamiento cuántico y las galaxias conectadas por una red de materia oscura, ¿el señorito ego se cree una isla?"

Me pidió que tomara su mano. Al hacerlo, desperté: persistía su calorcito entre mis dedos. 

martes, 10 de diciembre de 2024

Crecer es, paradójicamente, limitante

Se burlaban de Lucas diciéndole que vivía en la Luna. ¿Por distraído? No, por fantasear. Así, prefería pasársela solo. Cierta tarde, en el patio, observó a un gusano entrar por un agujero. Cuando levantó la vista, un astronauta, también llamado Lucas, estaba frente a él. “Me echaron de la Estación Espacial Internacional -explicó el visitante-. Dijeron que vivía en la Tierra”.

El Lucas adolescente preguntó: “¿Por qué no estamos alineados con el universo? Si es infinito, también deberíamos pensar en grande, ¿no?”

El Lucas adulto, astronauta, nomás pensaba dónde habría una playa cerca para meter los pies en la arena.

Canción "Caravan" - Rush

domingo, 8 de diciembre de 2024

Manifestación consciente

“¡Me quiero morir!” Por primera vez se lo dijo en voz alta. Además, rabiosa. Tanto, que se asustó, aunque cuando lo piensa es valiente repitiéndoselo. Joven todavía para tener Alzheimer, pero sola si acaso hubiese duendes haciéndole jugarretas. ¡No, qué va! Lo único cierto es que el servicio y la loza habían desaparecido. Fue al living. También los muebles. No había nada para nadie, como si ella tampoco estuviera. “Pero hoy no”, dijo calmada, entendiéndolo. “De hecho, me quiero dar un gustito. Me lo merezco. Comer carne asada, por ejemplo”. En su mano se materializó un cuchillo y un tenedor.

martes, 3 de diciembre de 2024

Apurar el olvido fortalece el recuerdo

Los familiares aconsejaban a Lázaro que respete el proceso y deje morir naturalmente al árbol (encorvado, seco, desnudo). Cuarenta años ha estado en casa de sus papás; casa que Lázaro heredó. Pero él llegó para cambiarlo todo, pues se enemistó con sus padres en sus últimos años de vida. Y de un plumazo quería olvidarlos. Así que, desoyendo recomendaciones, sierra en mano, Lázaro lo echó abajo. Pero impactado, al día siguiente, vio proyectada su sombra. Y en sus mejores años, cuando estaba chascón, erguido, robusto. Es que cuando lo plantó el papá y lo regó la mamá, ellos eran jóvenes.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Saber sintonizar

La niña de una casa olvidada por Dios, giraba la perilla de una radio vieja. De pronto, la desatornilló. Desconcertada, la escondió, olvidándola.

La radio quedó fija en un dial que transmitía puras malas noticias. Y el papá, entre más se informaba, más inminente veía el fin y más raro al vecino. Decidida, la esposa tomó la radio pero el esposo también y la tiró hacia él con fuerza, estrellándola. El impacto cambió el dial, sintonizando un programa que celebraba cómo disminuyó la criminalidad. 

El hombre miró por la ventana. Pasaba el vecino. Lo saludó. No se veía tan raro.

jueves, 21 de noviembre de 2024

La reserva oculta

En Afar, Etiopía, donde la sed mata, una modesta organización humanitaria (con más entusiasmo que planificación), instaló una tienda para repartir botellas de agua a los pobladores, entre ellos Solomon. Él, como pudo, pasó al frente entre gente agolpada, enrabiada, pidiendo, exigiendo, arrebatando envases. Cuando la coordinadora les informó que alcanzaron el límite del día, los reclamos pasaron a ser amenazas. Muchos se retiraron ofendidos, pero Solomon, no. Con las manos vacías y la boca seca, dijo: “Gracias por regalarnos agua”. La coordinadora asintió. Tomó cuatro botellas de la reserva del equipo y, entregándoselas, dijo: “Ten una por cada palabra”.

martes, 19 de noviembre de 2024

Resonancia & RResonancias

Deambulaba ausente por la casa. Este sesentón cascarrabias fue melancolizándose, embriagándose de tristeza por su enfermedad. 

Una mañana notó que los pájaros, en amaneceres nublados, cantaban más alegres, revitalizados. Se propuso imitarlos, para vibrar como ellos en la misma nota de alegría sanadora. Pero al tercer día, sintiéndose ridículo, desistió. Cuando cerraba la ventana, un zorzal, con la patita herida, aterrizó sobre el marco, expectante. Entonces el hombre redefinió lo imposible, carraspeó, tomó aire y ¡explotó a carcajadas! (Y luego sí, ambos formaron un coro al alba). 

Tiempo después, entre cantos y risas, el excascarrabias y el zorzal fueron recuperándose.