domingo, 24 de noviembre de 2019

Maratón

Me preguntaron cuándo fue la última vez que lloré viendo una película. "Nunca", respondí. "Quizás cuando niño, pero no me acuerdo". Creyeron que me hacía el macho. Para peor, les comenté que ni con las noticias me pasa: como mucho frunzo el ceño. Y eso que ahí la gente no recibe un sueldazo por interpretar calvarios ni coreografiar muertes ni otras desesperanzas y fatalidades. Creyeron que me hacía el indolente.

Sin embargo este domingo sí sentí pena viendo algo frente la pantalla. Fue después de apagarla cuando, sin más que hacer, me quedé pegado viendo mi reflejo. Sentí terror, también.

Canción "Vicarious" - Tool

lunes, 18 de noviembre de 2019

El buen hijo (2)

Son dos. Y ambos bien conocidos por los vecinos. Fíjate, entre más mala fama se hace uno, más se le santifica al otro. Y no es para tanto, tampoco. Digamos que el buen hijo no da problemas con los vicios, aunque no dije que no tuviera ninguno. Sí, se le ve regar el jardín, barrer la calle, se le ve pasear con la mamá; lo que no quita que robe de su pensión. Y nadie se lo creería, a fin de cuentas es “el buen hijo”, ¿no? Es que es muy fácil ser buen hijo: solo consiste en ser discreto.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

AntiCuentoDeHadas

Un mendigo hizo amistad con una aldeana. Ella le convidaba frutas cuando venía de comprar. Pronto las conversaciones y preocupaciones fueron en aumento, hasta que una noche de invierno lo invitó a dormir a su casa. Desde ahí afianzaron la relación y las almas se entramaron y los cuerpos.
Cuando ella le dijo, por vez primera, que lo amaba, el mendigo se despojó de sus harapos y dejó ver un atuendo de príncipe impecable: “Ahora que sé que me amas por lo que soy y no por lo que tengo, es que te hago mi princesa”.

La mujer lo echó.