lunes, 19 de septiembre de 2022

Repetir

Andrea un día volvió. Tal como se fue, volvió. El exmarido le preparó una fiesta de recibimiento. Esa tarde, los invitados, gente linda, quedaron boquiabiertos al reencontrarla. “¡ESTÁ VIVA!”. Y la rodearon para abrazarla. Andrea iba de la sonrisa a la risa. Hasta que empezaron los...“¡¿Por qué nos abandonaste?!”. “¡Económicamente tu casa se vino abajo!”. “¡Tu hija empeoró su adicción a las drogas!”. “¡Tu mamá, pobrecita, solo confiaba en ti para que le cambiaran los pañales!”. “¡Eres egoísta!”. En el punto más álgido de la interrogación, Andrea, silenciosa, se abrió paso entre la gente y, tal como volvió, se fue.