martes, 9 de abril de 2019

La alcantarilla

Miguel caminaba abismado. No se percató de la alcantarilla destapada hasta que cayó en ella. Cuando despertó de la inconsciencia se encontró atrapado en un agujero que no daba a ninguna parte. Sin siquiera espantarse, la tranquilidad de tal inaudita circunstancia lo calmó por completo. Ahí, perdido en esa soledad, lejos de todo y todos, encontró la paz mental exacta para aligerar el peso de la existencia.

No gritó pidiendo ayuda.

Bien entrada la noche un peatón supo de su accidente. Le preguntó si estaba bien y a Miguel le hubiera encantado responder “mejor que nunca”. De verdad. Sin sarcasmo.

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