Una abuelita se sentó a mi lado en el banco de la plaza. “Hijo, yo sé lo que te hace falta: tú necesitas una historia nueva”. Asombrado, le seguí la corriente. “¿Nueva en qué? ¿Para mi vida o para mi blog? ¿Acaso sabe que yo tengo un blog? ¿Y tanto le importa que lo tenga botado? ¿Me busca hacer sentir culpable? ¡Déjeme, voy publicando a mi ritmo!... ¡Espere!... ¿O lo dice por esta cerveza? Usted cree que soy alcohólico y debo cumplir de una vez mi promesa de cambio, ¿o no? “. “Hijo, solo dije que necesitas una historia nueva”.
miércoles, 25 de agosto de 2021
lunes, 16 de agosto de 2021
La bolsa
Corrí a casa, pues lo que llevaba en la bolsa me urgía por disfrutarlo en la intimidad. Todavía así, el toque de queda me volvió huérfano en una calle extraña. Y yo, caminando solo, era sospechoso de todo. Y eso que iba con mascarilla. Dos carabineros me interceptaron. “¿Por qué corre? ¿Qué hay en esa bolsa?”. “En esta bolsa llevo el corazón de una mujer” (la felicidad me delató). “¡¿Corazón?! ¡¿Mujer?! ¡Arrodíllese! ¡Manos en la nuca!”. Y el oficial, sin dejar de apuntarme con el arma, abrió la bolsa: una a una fue sacando las cosas que ella me regaló.
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