miércoles, 24 de octubre de 2018

Humanidad

Una niña es abusada por el padrastro. Ella teme contárselo a su mamá, pues está amenazada. Sin embargo la mamá ya lo sabe. Pero no hace ninguna denuncia porque es él quien trae droga a casa y esta mujer es adicta. Por eso calla. La niña se suicida. A millones de kilómetros de esta escena, la sonda Voyager 2 avanza en búsqueda de vida extraterrestre. Enviamos una pizca de humanidad (con grabaciones de risas, saludos, fraternidad) hacia los confines del universo para darnos a conocer. Obviamente hay cositas que omitimos. No vayan a pensar mal de nosotros los señores extraterrestres.

viernes, 19 de octubre de 2018

A priori no es bueno ni malo

“Podría asegurar muchas cosas de ti -escribió el marido- pero jamás que eres una puta. ¡Eres tan decente, no te he visto usar ni escote!”. La mujer sonrió con picardía. “Hay maneras de ser puta -pensó ella-: está la que actúa como una

(su vagina se llenó de sangre, caudal, palpitaciones. La urgencia por ser penetrada la poseyó como una entidad indomable, ansiando capturar dentro de su cuerpo un pene más firme que sus pezones, el clítoris. Para saciar el apetito usó uno, dos dedos, conforme más fantaseaba con un amigo)

y está la que se siente como una”.

domingo, 14 de octubre de 2018

Las indirectas

Papá escondió mi teléfono móvil. Me dijo: “No te esclavices a las cosas”. Luego de eso, de tanto en tanto, guardaba bajo llave alguna que otra pertenencia mía; revistas, juguetes, videojuegos. Creí que solo se refería a cosas materiales, pero no. También me prohibió jugar con un amigo con el que pasaba cada tarde. “Cultiva el desapego”, respondía ante mis berrinches. Y cuando se enteró que la compañerita que me gustaba estaba enamorada de otro, me dijo: “Aprende a perder”. Poco tiempo después se separó de mi mamá. Entonces entendí, con las indirectas, que me estaba preparando para ese momento.

Otra versión

Papá escondió mi teléfono móvil. Me dijo: “No te esclavices a las cosas”. Luego de eso, de tanto en tanto, guardaba bajo llave alguna que otra pertenencia mía;  revistas, juguetes, videojuegos. Creí que solo se refería a cosas materiales, pero no. También me prohibió jugar con un amigo con el que pasaba cada tarde. “Cultiva el desapego”, respondía ante mis berrinches. Y cuando se enteró que la compañerita que me gustaba estaba enamorada de otro, me dijo: “Aprende a perder”. Poco tiempo después encontré unas maletas frente la puerta. “Hijo, ya estás viejo para que siga con las indirectas: independízate”.

martes, 2 de octubre de 2018

Fénix

A los 73 años Marcelo se apuntó a una maratón. Por primera vez. Y llegó último, aún participando con gente de su edad. No se desanimó. Su gran error fue no haberse preparado. Entonces empezó a trotar, imponiéndose distancias más largas. Se propuso una meta de diez kilómetros mensuales. Lograba dos, tres. No se desanimó. Un año después, volvió a competir. Llegó penúltimo. No se desanimó. Redobló el entrenamiento y las técnicas. Se apodó a sí mismo “fénix”. Ni idea tenía que este deporte se le complicaría tanto. Lo único que sabía con certeza era el por qué lo hacía.