La vacuna empezó a repartirse para las navidades. Esto le dio un nuevo aire al cristianismo, atribuyéndose una proeza científica y humana. Pero ¿dónde estaba Dios cuando el vuelo con las dosis a mi país fue secuestrado por terroristas? ¿Es porque somos pobres que a nadie le importa? Si fuese conspiranoico, lo agradecería: ellos afirman que las vacunas nos vuelven todavía más tontos, o vienen con un microchip para rastrearnos. ¡Qué payasos! Igualmente no deja de ser sospechoso que quienes no están vacunados, los discriminan por cualquier cosa. La inyección es voluntaria, pero te hacen sentir mal por no ponértela.
sábado, 26 de diciembre de 2020
domingo, 20 de diciembre de 2020
Las buenas intenciones
Esa Navidad, Alonso agarró mi Iron Man 28, regalo de moda, y lo tiró por la ventana. Con la calma de un viejo que ha vivido mucho, teniendo apenas ocho años, añadió: “No te aferres a las cosas”. “¡Aweonao! -esa Navidad dije mi primera mala palabra- lo hiciste por envidia”. Y le pegué un combo. “Si estuvieras dispuesto a soltar lo que amas, lo inevitable nos haría menos daño”. “¡Cállate, lo hiciste por envidia!”.
Años después, siendo budista gracias a él, le entendí. Lo busqué para agradecérselo, y aprovechó para confesarme que sí, que lo había hecho por pura envidia.
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