sábado, 18 de mayo de 2024

El tren que parte


Antes de partir y asomado por la ventanilla del tren, el maquinista, con un vozarrón, sacude anímicamente a los poquísimos pasajeros del andén. Entre ellos, despabila a un adolescente, con la cabeza conectada al celular, para que aproveche para conversar con su abuelito, pues podría ser su última vez. Es que el maquinista donde pone la intuición, planta el grito: “¡Señorita pelirroja, abrace al niño! Él estira sus manitos cuando su acompañante lo toma en brazos, y usted lo ignora. Oiga, podría ser su última vez”.

Muchos entran al tren sollozando, mientras el altoparlante invita a abordarlo por última vez.

Mi aporte para El bic naranja

domingo, 12 de mayo de 2024

¡Vamos que se puede!

El hombre abre el clóset y, nuevamente, un polvoriento portatraje en el perchero (guardado para un lanzamiento que nunca llega), se mece deseoso por estrenarse. Pero el hombre, extrayendo su uniforme de barrendero, le explica que hoy tampoco será: cada oportunidad termina en portazo y el bloqueo es constante.

Al volver, guardando su uniforme, el portatraje, frustrado, se abalanza sobre el hombre y lo viste contra voluntad. Los pantalones lo encaminan al notebook. Las mangas, apoyan sus manos sobre el teclado. Y en la pantalla, una sugerencia:

"Escribir sobre lo mal que te ha ido siendo escritor, sigue siendo escribir".

viernes, 10 de mayo de 2024

El bendito entre los malditos

En el semáforo, se agacha y abrocha sus zapatos. Pero una niña, a su lado, cruza apenas la luz cambia a verde. Es por esto que no fue atropellado, tal como ella sí. Continúa, atravesando la espesa noche y un barrio peligroso. Para su mala suerte, hay un tiroteo. No, para mala suerte de un adolescente que, buscando refugio, recibe una bala loca. Finalmente, llega a destino, encontrándose la casa despojada por carabineros de armas, dinero y droga: ¡excepto la que venía a comprar! Se lo merece, le costó ganarse la plata vendiendo la olla que robó a sus papás.  

domingo, 5 de mayo de 2024

Despierta

-¿Cuánto falta? ¡Muero por un celular! 
-Parecen guagüas de pecho.
-Mejor, iría durmiendo, amamantando feliz. 
-Hija, a mi edad sale puro polvo.
-Hermana, vamos en una nave espacial. 
-¡Es un auto, tonto! 
-Tonta, fíjate: todo a oscuras, acostados, mirando al cielo, apilados en cápsulas.
-Apilados quedamos porque el auto se volcó. Mami, después maneje usted, mejor... ¡Mami, ¿y las ventanas?! Donde palpo toco madera. 
-En mi cápsula también, papá.
-¡Enzo, di algo, vamos!... No, no llores, amor... ¡Niños, escúchenme! Su papá ajustará unos detalles y echaremos a volar. 
-Mami, ¿y podré abrir una ventana? ¡Muero por un poquito de brisa!