martes, 28 de mayo de 2024

Ha llegado carta (7)

El invasor

Señor Dardo, vivimos en bloques sociales, sabe lo delgada de estas paredes y la mía, que retumba cuando usted empieza a gritonear y dar portazos. Cuestiones que he tragado callado. No, no sabe nada. Soy más consciente que usted de cuántas veces le ordenaron sus padres que aporte, se haga un tratamiento o se largue. Entonces, no habiendo cambios, hice el favor a su mamá de romper la puerta y también un palo de escoba en su cabeza, don Dardo, cuando más la atormentaba. Yo tampoco sé nada. Debí golpearle el corazón y desentumecerlo, con la esperanza que aprenda algo.

P.D.: No le voy a pagar ni un peso por su falta de empatía. 

El invadido

¿Quién chucha golpea así a la puerta? Nunca le he hecho nada, aparte de la ensalada de combos que se comió anoche: mi puerta por su hocico. Por lo menos la puerta algo se salvó, pero de sus dientes no podemos decir lo mismo. Sapo, además, escuchando conversaciones ajenas. Yo con suerte sé que se llama Justo, pero inJusto deberían decirle, el maricón que se mete con familias vulnerables. ¡Sé que tengo un problema! ¿Y sabe quién más? Un esquizofrénico: ¿le rompería la puerta para darle un escobazo por su enfermedad? Yo soy la víctima aquí. Yo soy el drogadicto.

P.D.: Entonces págueme con su cilindro de gas. Robé el de mi casa.

sábado, 18 de mayo de 2024

El tren que parte


Antes de partir y asomado por la ventanilla del tren, el maquinista, con un vozarrón, sacude anímicamente a los poquísimos pasajeros del andén. Entre ellos, despabila a un adolescente, con la cabeza conectada al celular, para que aproveche para conversar con su abuelito, pues podría ser su última vez. Es que el maquinista donde pone la intuición, planta el grito: “¡Señorita pelirroja, abrace al niño! Él estira sus manitos cuando su acompañante lo toma en brazos, y usted lo ignora. Oiga, podría ser su última vez”.

Muchos entran al tren sollozando, mientras el altoparlante invita a abordarlo por última vez.

Mi aporte para El bic naranja

domingo, 12 de mayo de 2024

¡Vamos que se puede!

El hombre abre el clóset y, nuevamente, un polvoriento portatraje en el perchero (guardado para un lanzamiento que nunca llega), se mece deseoso por estrenarse. Pero el hombre, extrayendo su uniforme de barrendero, le explica que hoy tampoco será: cada oportunidad termina en portazo y el bloqueo es constante.

Al volver, guardando su uniforme, el portatraje, frustrado, se abalanza sobre el hombre y lo viste contra voluntad. Los pantalones lo encaminan al notebook. Las mangas, apoyan sus manos sobre el teclado. Y en la pantalla, una sugerencia:

"Escribir sobre lo mal que te ha ido siendo escritor, sigue siendo escribir".

viernes, 10 de mayo de 2024

El bendito entre los malditos

En el semáforo, se agacha y abrocha sus zapatos. Pero una niña, a su lado, cruza apenas la luz cambia a verde. Es por esto que no fue atropellado, tal como ella sí. Continúa, atravesando la espesa noche y un barrio peligroso. Para su mala suerte, hay un tiroteo. No, para mala suerte de un adolescente que, buscando refugio, recibe una bala loca. Finalmente, llega a destino, encontrándose la casa despojada por carabineros de armas, dinero y droga: ¡excepto la que venía a comprar! Se lo merece, le costó ganarse la plata vendiendo la olla que robó a sus papás.  

domingo, 5 de mayo de 2024

Despierta

-¿Cuánto falta? ¡Muero por un celular! 
-Parecen guagüas de pecho.
-Mejor, iría durmiendo, amamantando feliz. 
-Hija, a mi edad sale puro polvo.
-Hermana, vamos en una nave espacial. 
-¡Es un auto, tonto! 
-Tonta, fíjate: todo a oscuras, acostados, mirando al cielo, apilados en cápsulas.
-Apilados quedamos porque el auto se volcó. Mami, después maneje usted, mejor... ¡Mami, ¿y las ventanas?! Donde palpo toco madera. 
-En mi cápsula también, papá.
-¡Enzo, di algo, vamos!... No, no llores, amor... ¡Niños, escúchenme! Su papá ajustará unos detalles y echaremos a volar. 
-Mami, ¿y podré abrir una ventana? ¡Muero por un poquito de brisa!