Fiesta en casa y Junior, escolar, nuevamente se encierra en el closet. Se apoya contra la puerta. Del otro lado, compañeros burlones patean el mueble. Junior, tanteando, encuentra un libro grueso. Sin pensarlo, abre y alza el ejemplar. La obra es un diario de vida de hace un siglo. Junior, viéndose corpulento, amenazante, logra espantarlos. Vuelve al closet y lo hojea: trata sobre Marti Caffi, un mendigo olvidado, incomprendido, que abre su caparazón por última vez a quien sea que quiera leerlo, hacerse de compañia. De nuevo patean el closet. Junior, sonriendo, abraza a su nuevo amigo cien años después.
Hola, Julio David.
ResponderBorrarEs muy bonito. Con mucho significado. Sea como sea, no importa cómo, pero siempre se encuentra algo donde podemos resguardarnos, comprendernos y sobre todo liberarnos.
Un fuerte abrazo.
Vaya con msrti Caffi... una vida intensa y bien documentada. Y rotunda.
ResponderBorrarAbrazooo
Cien o mil años después, las palabras permanecen y ayudan.
ResponderBorrarSaludos,
J.
El encuentro de dos amigos, siempre es motivo de alegría, si además se abrazan entrañable y si a más de todo eso, uno es un niño adorable que se colocaba el casco de moto como un astronauta para salvar al mundo de los virus, además de una alegría entrañable, es mágico. Un beso! preciosos los dos ; )
ResponderBorrarMe gustó mucho este relato. Que bueno que Junior encontró un gran amigo y refugio.
ResponderBorrarUn abrazo
Qué bonito. No hay nada que encontrar un amigo donde menos te lo esperas, sea de carne y hueso o de papel.
ResponderBorrarUn abrazo.
A veces, que pena, un libro es el mejor amigo...
ResponderBorrarUn abrazo
Los libros están en el umbral de pasar a mejor vida de ser el mejor amigo.
ResponderBorrarUn abrazo
Pensé que encontraba una biblia jeje
ResponderBorrarLos amigos son un tesoro.
ResponderBorrarBesos.
Un amigo poderoso.
ResponderBorrarE inmortal.
Que tiemblen los burlones.