Cuando preguntaban por la publicación del libro, respondía “a punto de salir del horno”, ignorando que, pareciera, operaba así esta editorial: se incendió y carbonizaron mis copias. Perdí mi mano derecha. De puro frustrado, puse patasarriba mi casa, botando la jaula y liberando a mis amados agapornis, que emprendieron vuelo. Luego, perdí la capacidad de echar a volar mi imaginación. Como mis amigos evitaban que les contara estos dramas, perdí el saber expresarme.
Una mujer que me quiso mucho, pregunta por chat cómo estoy: difícil saberlo con la parte del corazón que perdí, la parte que se fue con ella.
No te preocupes. Todo parece sicosomatico, menos el incendio y la "carbonatación" ( mucho mejor que "carbonizacion", suena como algo bueno) del libro.
ResponderBorrarLos siquiatra tienen pastillas para todo lo demás.
Abrazoo NeoJulio
Hola, Julio David.
ResponderBorrarA veces toca perder y ya está, la vida es un sinsentido de frustraciones, lo bueno, es que siempre se puede volver a empezar, y de otra manera; algo habrá aprendido tu protagonista de todo lo malo que le ha pasado, por lo menos el puntito cínico no lo ha perdido.
Un abrazo,
Buen fin de semana.
Había leído toda tu frustrante odisea. Algo parecido me pasó cuando cerró Google+ y perdí la mayoría de los comentarios del blog.
ResponderBorrarAquí seguimos Julio. Me ha gustado el micro, supongo que tiene que ver con lo que te pasó.
Abrazos
Lástima leer en tu otro blog lo que te ocurrió. Gracias por compartir tu experiencia para tener cuidado. Te sigo ahora por acá.
ResponderBorrarSaludos
No hay pregunta más difícil de responder que la de "¿Cómo estás?"
ResponderBorrarSaludos,
J.
De pérdida en pérdida hacia la nada vamos todos.
ResponderBorrarje, je. Me ha hecho sonreír este relato porque yo a cada creación la llamo un parto... imagínate el caos de chupetes y biberones... :)))
ResponderBorrarAbrazos.
Las pérdidas nos van diezmando, nos quedamos cojos... Resulta difícil explicarlo, si encima nadie escucha...
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