jueves, 31 de julio de 2025

La Luz que encarna

Dagoberto, tragándose el orgullo, salió tras su padre. Sin saber cómo disculparse, solo haciéndolo. Cuando lo alcanzó con su moto, detuvo el auto. Y apenas el viejo se bajó, fue abrazado. Y la neblina empezó a disiparse.

Después, volviendo a la moto, Dagoberto encontró sobre ella a un Gris calzándose el casco: le quedaba como boina. “Abdúceme” -le pidió telepáticamente-. “Por favor, estudiemos y corrijamos nuestra naturaleza fría”. Dagoberto apenas pensó: “Más frío soy yo”.

“No. Cuando ustedes expresan virtudes universales como amor, compasión y perdón, despiertan a Dios en la materia más densa: su cuerpo... Serás, conmigo, amigablemente curioso”.

17 comentarios:

  1. El orgullo siempre resta, nos impide la oportunidad de reconciliarnos. No quiero decir que se deba perdonar todo, pero que este no nos quite la posibilidad de aproximarnos, porque muchas veces no es por terceros es a uno mismo.
    Abrazos, Julio David.

    ResponderBorrar
  2. Fascina, Julio David, cómo en este relato la neblina, metáfora del enigma entre la afectividad y lo desconocido, cede espacio ante un gesto que, sin necesidad de verbo, encarna el perdón.
    La irrupción del Gris no vulnera la lógica narrativa, sino que la intensifica al deslizar lo extraterrestre hacia lo ético. Se erige aquí una dialéctica entre lo frío y lo redimido, entre el contacto cuántico y el calor humano, que torna al lector partícipe de una epifanía gravitacional. El texto no explica: oracula. Y como escribió Paul Ricoeur, "no somos más que la prolongación de las historias que nos transforman."
    Un fuerte abrazo, poeta.

    ResponderBorrar
  3. Yo solo digo que si tiene una máquina como la de hscer citas de star tres, que también es capaz de hacer billetes, podría tener un poco de piedad del Gris, aunque solo sea por fomentar la convivencia entre civilizaciones.
    Abrazooo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yo solo digo que si tiene una máquina como la de hacer comidas de Star Trek, que también es capaz de hacer billetes, podría tener un poco de piedad del Gris, aunque solo sea por fomentar la convivencia entre civilizaciones.
      Abrazooo

      Borrar
  4. Difícil paso el que dio Dagoberto, no siempre se logra vencer el orgullo. El Gris de tu historia, muy observador detectando virtudes importantes.
    Un abrazo!

    ResponderBorrar
  5. Curioso que hayamos coincidido en parte del tema. ¡Dios!
    Abrazos Julio.

    ResponderBorrar
  6. Pues me he imaginado a un guardia civil! Estoy en una ideosfera distinta se ve ;)
    Un abrazo!

    ResponderBorrar
  7. Expresar esas virtudes es lo que nos humaniza y despeja de todas las neblinas.
    Es hermoso hacerlo ❤

    ResponderBorrar
  8. Tengo que aprender a conducir una moto.

    Saludos,
    J.

    ResponderBorrar
  9. Querido Julio, me encantó tu relato, saber perdonar es de grandes. las almas mezquinas no perdona
    Te deseo de todo corazón un feliz inicio de semana, se feliz, que Dios te bendiga.
    ♫♥*Abrazos y te dejo un besito*♥♫
    ♥♫♥**♥♫♥**♥♫♥*--*♥♫♥**♥*♫♥**♥

    ResponderBorrar
  10. Hola, me llamo Liz, te deseo felicidad y amor querido amigo
    ♫♥*Abrazos y te dejo un besito*♥♫
    ♥♫♥**♥♫♥**♥♫♥*--*♥♫♥**♥*♫♥**♥

    ResponderBorrar
  11. Alucinante!! Te felicito, amigo!!

    ResponderBorrar
  12. Un relato para enmarcar, amigo Julio.
    Un abrazo desde la Montaña Palentina
    donde paso este tiempo de verano, por
    eso paso poco por los blogs.

    ResponderBorrar
  13. Está bien poder reconocer y que el orgullo no nos lo impida. Todo está aquí, hay que saber encontrarlo.
    Un abrazo y gracias por tus palabras

    ResponderBorrar
  14. Buena historia, amigo, con ese bello sentimiento de perdon...
    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  15. Es una buena manera de empezar, sabiéndose comer el orgullo.

    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  16. Un abrazo de reconciliación puede alterar el universo.

    Saludos.

    ResponderBorrar

El COMENTARIO ESTÁ SUJETO A MODERACIÓN