Estaba en la cocina cuando un jarro con agua me preguntó si quería hacer pan. A su entusiasmo se sumaron la harina y la levadura. Ya hecha la masa, me dijo alegremente ella:
—Estoy lista.
Entonces, formé panes redondos y panes cuadrados. Los metí al horno. Pero al sacarlos y ponerlos juntos en la panera, empezaron a discutir:
—La perfección está en la curva —aseguraban los redondos.
—La sabiduría, en los ángulos —replicaban los cuadrados.
Únicamente estaban de acuerdo en algo: que no habían nacido de la misma masa. “Es lo más lógico”, concluyeron mientras se agrupaban según sus formas.
Tenía que haber hecho los panes en forma de pastilla roja y pastilla azul. Unas se hubieran comido a las otras y ya no hay discusión.
ResponderBorrarAbrazooo