El domingo la gente va de acá para allá llevando consigo un abismo discreto que no comparte con nadie, porque no sabe ponerle palabras a esta extrañeza.
Si llueve, habrá muchos que saldrán a caminar solo por el placer de mojarse. Y seguirán caminando sin saber de qué se alejan o qué esperan encontrar. Casos de desapariciones aumentan los domingos.
Las personas andarán deseosas por distraerse, por lo que te aceptarán de buena gana café, alcohol o cualquier cosa. Con un jazz de fondo, hablen sobre proyectos realizados e inconclusos, hasta que los venza el sueño y tomen una siesta.
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