jueves, 28 de abril de 2022

Las moscas

Empezaron de a poco. Zoé las espantaba con insecticidas o, como desquiciada, lo que tuviera a su alcance para alejarlas. Pero las moscas insistían en rodearle el cuerpo y específicamente la boca, pues de su interior emanaban cada vez que ella la abría para responder NO a cualquier invitación que la sacara de su estado de confort. No había aventura que la desatornillara de su sitio. Y ahí estaba, sin saber por qué aparecían más moscas por cada negativa a experimentar la existencia por fuera de la rutina.

Cuando se empezó a pudrir entendió que se estaba muriendo en vida.

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