Por segunda vez me robaron el estuche. Es bonito, es de marca. Le advertí a mi papá que me lo iban a terminar robando. Y así fue. Y sé quién fue: fue uno de mis compañeros haitianos. Me llegaron rumores. Y con fundamentos.
No, no puedo.
Es que si lo culpo, voy a quedar como un prejuicioso. Sobre todo ante los ojos de ella. Así que mejor lo esperaré a la salida del colegio, lo llevaré a un descampado, y lo cagaré a palos. Le voy a enseñar a este negro de mierda a no abusar de mi buen corazón.
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