Ana no terminó el colegio. La expulsaron cuando le cortó la lengua a una compañera, tras meses burlándose por su peso. A día de hoy sigue gorda, rencorosa y herida, escondida en casa. Solo encuentra satisfacción en Octavio. No lo ama, sin embargo le tiene cariño pues la ayuda económicamente. Sí, el tipo muestra buen corazón con ella; la primera mujer que no lo ha rechazado por medir 1.55. Aunque su estatura ya no lo acompleja tanto: desde que es narcotraficante refuerza su autoestima disparando a las piernas, esas piernas largas, de sus deudores.
Si Dios existiera todos seríamos hermosos.
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