Lo tenía casi todo: trabajo desde casa, comida a domicilio… e incluso vidrios ahumados. La época del confinamiento fue la menos infeliz de su vida, aunque nunca faltan los maleducados de siempre. En este caso, unos niños jugando afuera con el griterío, las risas, el ruido. Pero podía tolerarlos con audífonos. Sin embargo, en una de estas travesuras, una pelota quebró su calma y su ventana, antes de impactar en el portátil, en el que se escribía la enésima carta de suicidio. Sí, se lo estropearon, pero tuvo una revelación: “La herida es el lugar por donde entra la luz”.
& Alís
El poeta Rumi decía que
“la herida es el lugar por donde entra la luz”
Te amo
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