-Sí, hay que abrir los ojos.
-Ya es hora.
-Es cierto. Igual en algún momento tenía que pasar.
-No te lo discuto.
-Ya pues, abre los ojos.
-¿Y yo primero? Los abro si tú los abres.
-Bueno, los dos al mismo tiempo, ¿vale?
-Nos parecemos a esos que se llaman por teléfono y están con ”corta tú, no, tú”.
-Verdad, le damos muchas vueltas.
-¡Oye, no me levantes los párpados!
-¡Es que no abres nunca los ojos!
-Y tú tampoco.
-Pero hay que hacerlo.
-Sí, hay que hacerlo.
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