Hija, en la iglesia Santa Ana trabajaba un niño, Javier, vendiendo rosarios hechos por su mamá postrada en cama. Él era tan chico como tú, pero su alma era un ejército. Y me dolió saber que inhalaba pegamento porque eso lo terminó matando. Pero lo entendí: todos buscamos adormecer nuestras penas. Mañana nos sacudirá una tristeza más grande y para relacionarnos con ella cara a cara, debemos amistarnos hoy con la más pequeña. No es sano aferrarse al bienestar todo el tiempo ni correcto adoptar a otro gatito solo para que te sientas mejor. Llora al que murió sin miedo.
martes, 2 de marzo de 2021
Otro gatito
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