Ese extraterrestre, que ya había sido reconocido y anunciado por las autoridades, parecía hablar dentro de la cabeza de la humanidad, en todos los idiomas, a cada uno. Desde la ONU, en un estrado, el alien, dentro de 24 horas, se llevaría consigo y su equipo “al ser más inteligente del planeta para salvarlo del irreversible y creciente calentamiento global”. Instantáneamente las guerras estallaron, pues no todos estaban de acuerdo que su prójimo mereciera tal milagro. Los que se decían buenos mataban a los malos, pero resulta que todos se decían buenos.
Al otro día se llevaron a los delfines.
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