Los ojos de Celeste estaban clavados en unos niños que dibujaban afuera, con tiza, un luche. Poco aguantó el escándalo feliz de estos “mocosos impertinentes”, como les gritó la mujer por la ventana. Luego, les tiró lo primero que palpó a su alrededor: una foto, enmarcada, de cuando era niña: cayó justo en la casilla final. Espantados los niños, salió a buscar la foto. Atravesó las casillas, la recogió y, al salir del juego, se encontró rodeada por vecinos más que asombrados. Le contaron que estuvo un día entero jugando al luche. Algunos, incluso, aseguraron ver la niña en ella.
Imagen de Atrapalabras