jueves, 19 de octubre de 2017

El rey del drama

Cuando llueve extiendo el paraguas, lo volteo y lo deposito en el patio, para que así se llene de agua. Y lo dejo inamovible, tal cual, hasta que termina el invierno. Ya en primavera, lo levanto y el agua contenida en su interior, en vez de caer de golpe, lo hace con calma, filtrada no sé cómo, como si lloviera.

Generalmente solo llueve en invierno, como si la melancolía fuese patrimonio exclusivo de esa estación. Sin embargo las cosas malas se siguen sucediendo siempre, y en momentos así, aun habiendo sol, abro mi paraguas, me empapo y me siento completo.

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