sábado, 18 de enero de 2020

Derechamente

El doctor no lo creía. Yo menos. Pero ahí estaban los resultados: mi mano, tras el accidente, no solo mejoró en su totalidad, sino que también lo hizo antes de lo previsto. Está tan sana mi mano derecha ahora, que desde el día que me retiraron el yeso ella sola, como poseída, únicamente rescata del refrigerador frutas y verduras cuando me entran ganas por comer. Me tira el vaso lejos cuando sabe que voy a tomar cerveza. Y le pega a la izquierda para que no se entrometa.

Sí, está tan sana que ya nunca más te escribiré, cariño mío.

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