jueves, 8 de febrero de 2024

Los atípicos

Último día juntos y quisieron regalarse, el uno al otro, los colores que más gustaban atesorar. A ella, que la remueven los atardeceres, pidió que abriera la cortina encontrándose el hombre el cuadro de un ocaso ardiente, pintado por alguna divinidad celestial (conforme el atardecer caía sobre el mundo, a él le bajaba por el cuerpo coloreándolo). Y el hombre, un embobado de las estrellas, pidió que cerrara los ojos para describirle fulgores de astros, nebulosas y galaxias que trascendieron el espacio-tiempo e iluminaron el pecho de la mujer. 

Todos tenemos luces y sombras. Ellos prefirieron quedarse con las luces. 

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