En el semáforo, se agacha y abrocha sus zapatos. Pero una niña, a su lado, cruza apenas la luz cambia a verde. Es por esto que no fue atropellado, tal como ella sí. Continúa, atravesando la espesa noche y un barrio peligroso. Para su mala suerte, hay un tiroteo. No, para mala suerte de un adolescente que, buscando refugio, recibe una bala loca. Finalmente, llega a destino, encontrándose la casa despojada por carabineros de armas, dinero y droga: ¡excepto la que venía a comprar! Se lo merece, le costó ganarse la plata vendiendo la olla que robó a sus papás.
Vaya, hay días que es mejor quedarse quietecito en la cama... Yo lo dicen los sabios...
ResponderBorrarUn abrazo
Suerte ee ser drogadicto. se le olvido abrocharse los cordones.
ResponderBorrarSu madre estuvo a punto de arrodillarse para abricharselos cuando aslia de casa. esta visto que su madre le odia. no se merece la olla.
Abrazooo
De momento todo le ha saldo bien, pero como dice el refrán: Tanto va el cántaro a la fuente que a final se rompe.
ResponderBorrarUn abrazo.
Todos tenemos un destino que nos espera, aunque no sepamos cuál sea o cómo resulte.
ResponderBorrarSaludos,
J.
Parece que aún no le toca irse. Algo deberá reflexionar.
ResponderBorrarAbrazo!
Escribes aparentemente sencillo y sun embargo, todo tiene tanto intríngulis que no siempre es fácil pillarte, he leído tu anterior entrada y no ha sabido qué decirte porque no es fácil. En esta, lo mismo.. aparentemente parece que es un afortunado de la vida y resulta que es afortunado sin merecerlo, ya que según parece vendió algo de sus padres que no le pertenecía y los inocentes caen como moscas sin merecerlo, es verdad que todo ocurre por algo, aunque nunca lleguemos a saber por qué ; ) Un abrazo fuerte y que seas afortunado por merecimiento propio, será así : )
ResponderBorrarMadre mía, Julio David.
ResponderBorrarQué decirte, lo que parecían golpes de suerte dentro de tanta desdicha ajena, se ha terminado convirtiendo en algo terrible. Aunque puede que sea un punto de inflexión para cambiar. Quién sabe.
Un abrazo.
La suerte no siempre se merece. Entre tanta desgracia, él camina sobre las aguas... el muy maldito.
ResponderBorrarMuyyy bueno! Como siempre! 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼