Intento contactar extraterrestres con una linterna, pues no me recuerda a nada. Los contactados (una especie de generación de cristal-gen z intergaláctica), ofendidos nos declaran la guerra.
Entre despedidas, dedico un último microrrelato. La musa afirma que lo leído tocó su corazón, dicho que no me recuerda a nadie. “¿Esperamos el fin juntos?” Esa noche la penetro, experimentando una satisfacción que no me recuerda a ninguna.
El amor me motiva a enfrenar a los atacantes. Esto sí que no me recuerda a nada. Inesperadamente, las redes sociales la inundan los invasores con un #CancelEarth.
Mi risa me recuerda a quien soy.