Cuando mi papá volvió del hospital, yo ya sabía su diagnóstico. Entonces no pregunté cómo le fue sino cómo se siente. “Mal”, respondió. Mal. Guardamos silencio en la cocina. Sabiendo que me gusta, me ofreció comer chuleta. Luego, si se desahogó con alguien, fue con la perrita cantándole.
Nosotros, que únicamente nos abrazamos para los años nuevos, que hablamos más cuando discutimos, que rara vez nos invitamos a salir; me significa un desafío escalar su coraza (antes que él parta a la guerra), alcanzar su cima y encontrar lo que resguarda y cuida.
¿Quién conoce el corazón de su padre?
seguro que ya no sabe ser de otra forma, y seguramente esta cansado, y seguramente no quiere perder tiempo preocupándose por algo sin solución. Y ademas" mal" es bastante claro.
ResponderBorrarAbrazooo