domingo, 29 de diciembre de 2024

Corrector de Whatsapp (5)

Entro caja al 2025. Fuimos una sola arma por tanto, que desapegarnos fue tocar suelo y pisar mal.

La respuesta es simple: la gata, guiada por nuestra estrella solitaria, transitó por la última cata, el último corralón, y partió a acurrucarse al regazo de Hércules. El mañana sutura talleres que la asientan.

Más que proyecto de vida, ella era la vida en mi día a día. De magullada y al teléfono su amortiguador, mis brumas malas, el amenazar, las gracias.

¿Entro caja al 2025? Pues decreto recuperarme de eso, mientras escribo esto a la tuna como antes a mi galleta.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

El saco vacío

Zacarías, apurado, insistió en levantar los platos de la mesa. Después, ayudó a recostar a sus padres frente al árbol de pascua. La idea era que ellos le dieran la espalda a su hijo para que Zacarías tuviera tiempo de disfrazarse de Viejito Pascuero. Con barba, panza y toda la parafernalia. 
“¡Feliz Navidad!” (con vozarrón impostada). "Dense vuelta” (y una risa también impostada). Transpiraba. Los papás giraron, gritaron. Pero sus mordazas, sus manos amarradas... Zacarías, de la bolsa sin juguetes, extrajo una carta escrita por él en 2024, cuyo único deseo para esta Navidad es: “Por favor, una familia unida”.

jueves, 12 de diciembre de 2024

En este sueño (2)

En mi fila, hombres esperaban entrar a un escenario onírico donde iban a imaginarse o a recordar su pelo largo. Entonces, un Hola me hizo girarme. Era la recurrente. “¡Te atrapé!”, gritó. “Hasta cuando no te busco, te encuentro”, le dije. “Es que ahora soy yo la que está soñando contigo”. “No, aquí estoy solo con mi inconsciente”. La recurrente se puso a reír. “Entre el entrelazamiento cuántico y las galaxias conectadas por una red de materia oscura, ¿el señorito ego se cree una isla?"

Me pidió que tomara su mano. Al hacerlo, desperté: persistía su calorcito entre mis dedos. 

martes, 10 de diciembre de 2024

Crecer es, paradójicamente, limitante

Se burlaban de Lucas diciéndole que vivía en la Luna. ¿Por distraído? No, por fantasear. Así, prefería pasársela solo. Cierta tarde, en el patio, observó a un gusano entrar por un agujero. Cuando levantó la vista, un astronauta, también llamado Lucas, estaba frente a él. “Me echaron de la Estación Espacial Internacional -explicó el visitante-. Dijeron que vivía en la Tierra”.

El Lucas adolescente preguntó: “¿Por qué no estamos alineados con el universo? Si es infinito, también deberíamos pensar en grande, ¿no?”

El Lucas adulto, astronauta, nomás pensaba dónde habría una playa cerca para meter los pies en la arena.

Canción "Caravan" - Rush

domingo, 8 de diciembre de 2024

Manifestación consciente

“¡Me quiero morir!” Por primera vez se lo dijo en voz alta. Además, rabiosa. Tanto, que se asustó, aunque cuando lo piensa es valiente repitiéndoselo. Joven todavía para tener Alzheimer, pero sola si acaso hubiese duendes haciéndole jugarretas. ¡No, qué va! Lo único cierto es que el servicio y la loza habían desaparecido. Fue al living. También los muebles. No había nada para nadie, como si ella tampoco estuviera. “Pero hoy no”, dijo calmada, entendiéndolo. “De hecho, me quiero dar un gustito. Me lo merezco. Comer carne asada, por ejemplo”. En su mano se materializó un cuchillo y un tenedor.

martes, 3 de diciembre de 2024

Apurar el olvido fortalece el recuerdo

Los familiares aconsejaban a Lázaro que respete el proceso y deje morir naturalmente al árbol (encorvado, seco, desnudo). Cuarenta años ha estado en casa de sus papás; casa que Lázaro heredó. Pero él llegó para cambiarlo todo, pues se enemistó con sus padres en sus últimos años de vida. Y de un plumazo quería olvidarlos. Así que, desoyendo recomendaciones, sierra en mano, Lázaro lo echó abajo. Pero impactado, al día siguiente, vio proyectada su sombra. Y en sus mejores años, cuando estaba chascón, erguido, robusto. Es que cuando lo plantó el papá y lo regó la mamá, ellos eran jóvenes.