viernes, 1 de septiembre de 2017

El mejor amigo

Esa noche, Teresita no quiso orar con su mamá. “No molestemos a Dios con lo mismo -le dijo- porque por nuestra culpa él no puede ayudar a otros”. La mujer la miró extrañada y la niña continuó: “Dios está tan ocupado salvando a mi abuelito, que dejó morir a esas personas que salen en las noticias”. La mamá no supo qué responder y la hija asumió tener la razón.

Ahora, con una preocupación menos -pensó la pequeña- Dios podrá sanar a Baxter, lesionado en una pata. Lo prefiere antes que a su abuelo. Baxter no la abusa ni la amenaza.

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