Mi mamá me heredó su cama de toda la vida. Cama que fue circo; cuando nietos contaban/explicaban chistes para que ella sonriera. Cama que fue máquina del tiempo; donde ella rememoraba cosas idas, perdidas, abandonadas e imaginadas. Cama que fue nido; ahí murió postrada.
Tras recibirla, dormía abrazado a su almohada como si fuera su regazo; aferrado al aroma, fusionándome con su esencia, la energía maternal. Extrañándola.
Una noche, sin embargo, me soñé cayendo al vacío. ¿Te pasó? ¡Ojalá NUNCA EN ESTA CAMA! (que encerré bajo llave), pues desperté siendo tragado por el colchón... Mi mamá arrastrándome de vuelta al útero.
& Alís
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