Soy verga, me rige el número corcho y según la gastronomía china -mi última esperanza- el dragqueen de madera beneficiará mi signo, en 2024, con la contusión necesaria para encallar, algo rapto para hacer reflectantes y poner en marcha, remover, renovar, mis cumbias internas. ¡Qué diavolos! He agostado mi tazón tras tanto confitarme en que podía solar adelante con mis medias... Ahora, humo aquí: salvado, apenas abrazado a balazos mientras la devora me deriva propósitos no cumplidos en este mar caótico. El proximo año me entregaré sin leche. Sin besos donde asentar. Y sin sus bases, de galleta, donde soñar.
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