sábado, 5 de octubre de 2024

Martes 5 de octubre de 2004

Limpiándose, ella, la última lagrimita del día o la vida, encuentra en la cocina, instalado en la mesa, a Jesucristo. Sin apariciones dramáticas porque, sin más espectadores, ¿pa qué? La invitó a sentarse como si más que Jesús, fuera Pedro por su casa. “Tanto pediste por mí, dijo Jesús, que aquí me tienes. Vamos con tu trámite, ¡PERO ANTES! -y no es excusa, lo juro por quien tú sabes-, tráete dos vasitos con agua para amenizar la conversación”. La mujer, sospechando, le advirtió que lleva 20 años sobria. Entonces Jesús, abalanzándose sobre ella, le exclamó: “¡Enséname a hacer ese milagro!”.

8 comentarios:

  1. Y eso que él convirtió el agua en vino, je, je.
    Un abrazo.

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  2. Y ella le contesto" eso solo se puede en bodas".
    Y él, perdón Él: Casate conmigo.
    Era M.M.
    Abrazooo

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  3. Un Jesucristo a las puertas del cambio? Interesante. Absolutamente.
    Abrazo!!

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  4. Vaya lío por dos vasos!!!

    Abrazo.

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  5. La necesidad crea al experto.

    Saludos,
    J.

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  6. Lo de Jesucristo siempre me ha parecido marketing exagerado.

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  7. No estaría mal que se nos apareciera Jesucristo y charlara en casa con nosotros, y nos concediera los deseos.

    Más besos.

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  8. El milagro de seguir sobria... porque de transformar el agua ya sabía. La verdad es que viendo como está el mundo es difícil mantenerse sobrio. Un milagro, vamos!
    Muy bueno!

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