miércoles, 15 de enero de 2025

Cuarenta días después

Izan, en un restorantucho, parecía estar solo. No miraba reloj ni celular, solo sus puños cerrados sobre la mesa. Al llegar Darío, su acompañante, siguió en lo mismo, aunque sonrió. Era raro ver a Darío usando lentes oscuros, siendo miope, pero no hablaron de eso. Como tampoco cuando Darío, reacomodándose en el asiento, se quejaba adolorido. No se veían desde hace cuarenta días, cuando Izan fue condenado por violencia intrafamiliar. Y sobre eso Izan sí quería hablar, pero... “Tranquilo”, dijo Darío, posando su mano sobre las de él, haciendo que Izan, finalmente, lo mirara con ojos llorosos. “Te perdono, hermano”. 

20 comentarios:

  1. El perdón lo es todo.
    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  2. Es q ¿sabes lo q les ocurre a los maltratadores? Llevan la ira dentro permanentemente, a la menor frustración/contratiempo se les dispara , por eso pienso q este problema jamás se solucionará en los juzgados , ni con leyes ..se soluciona en la consulta del psiquiatra/psicólogo con tratamiento ...pobrecito Darío y además de noble ...! qué valiente!...tiene a una bomba de relojería al lado ;) Un beso !

    ResponderBorrar
  3. Con perdón, todo se puede arreglar...

    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  4. Intra familia
    ocurren las mejores telenovelas,
    humanos y celos ,
    amores al voleo

    Buena jornada 👍😊

    ResponderBorrar
  5. Lo que sucedió no lo sé... pero en cada familia hay historias que se pudren bajo las alfombras de un silencio vergonzoso.
    Perdonar no es fácil a veces.

    ResponderBorrar
  6. Ojalá ese perdón lo ilumine!
    Un abrazo :)

    ResponderBorrar
  7. Es durísimo. Besos

    ResponderBorrar
  8. Cuarenta días después seguía dolorido y sin embargo le perdona. Ojalá merezca su perdón y no vuelva a hacerle daño.
    Tremendo relato. Muy bueno.

    ResponderBorrar
  9. Solo por eso Darío tiene reservada una plaza en el cielo.

    ResponderBorrar
  10. Duro momento, aún más duro que el momento que derivó en éste reencuentro...
    Abrazo, amigo, hasta vos.

    ResponderBorrar
  11. Querido amigo, perdonar de corazón sin rencores futuros es de un grande, hay veces que cuesta pedir perdón, pero es un acto de amor.
    Abrazos y te dejo un besito, que tengas un gran día
    *♥♫♥**♥♫♥**♥♫♥*--*♥♫♥**♥*

    ResponderBorrar
  12. Cuarenta días después llegó el perdón, y como tal es de agradecer.
    Triste encuentro y aún mas triste el origen del mismo.
    Un abrazo Julio David
    Puri

    ResponderBorrar
  13. Curiosamente uno de mis hijos se llama Izan...
    Qué bueno es saber perdonar, Julio David. Y qué bueno leer tus microrrelatos llenos de buen hacer, con soltura y profundidad tan difíciles de conseguir en tan pocas líneas. Breve, directo, seguro... Me gustó.
    Un fuerte abrazo,

    ResponderBorrar
  14. Perdonar y perdonarnos... Gran tarea

    Paz

    Isaac

    ResponderBorrar
  15. Dario tiene buen corazón, ojalá Izan aprecie ese perdón y logre enmendarse.
    Abrazo

    ResponderBorrar
  16. El perdón es el elemento reaparador en cualquier situación.
    Empezando por uno mismo.
    Abrazo Julio.

    ResponderBorrar
  17. Buen micro, amigo, que nos hace pensar.
    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  18. Ojalá la nobleza de alma de Darío sirva de resorte pacificador en Izan...
    Magníficos tus relatos, Julio David

    ResponderBorrar
  19. Después de "Te perdono, hermano" falta una interjección de cinco letras: Adiós.
    Un fuerte abrazo, Julio David. Me ha encantado el micro :)

    ResponderBorrar
  20. Izan pide perdón, Darío lo acepta. El daño está hecho, quedan huellas. Heridas, dolores que no se borran, con todo y que sean hermanos.

    Mira tú, que había entendido que el Darío era el malo y desde su altar perdonaba al bueno. Mi intelecto anda en crisis.

    Beso Julio David

    ResponderBorrar

El COMENTARIO ESTÁ SUJETO A MODERACIÓN