“Siga por esta calle, doble en la siguiente, avance diagonalmente hasta la cóncava convexa. Cruce. Hay un puente pero no hay un puente. Devuélvase caminando siempre de frente. A veces se pasea un unicornio. Si lo encuentra, seguro llegó”.
Poco sé de la vida, menos entonces sobre esta ciudad. Y así, entrego direcciones inexactas cuando alguien me para por ahí y me pregunta por tal o cual lugar.
Un día, todas esas personas llegaron a mi casa:
-Cada dirección que nos diste nos trajo hasta aquí -dijo una de ellas.
-¿Y por qué? -respondí.
-Porque seguimos tan perdidos como tú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
El COMENTARIO ESTÁ SUJETO A MODERACIÓN