Marieta, la mujer-bala, vomitó en su remolque la mitad del corazón, confirmando que renunciaría. Era infeliz y su corazón abandona lugares donde ella no es querida. Sus arcadas despertaron a Paquito, trapecista del remolque vecino. Escuchándola, lo supo: él pasó por lo mismo. Era infeliz y su corazón abandona lugares donde no confiesa sus sentimientos.
Llevando la mitad del corazón por delante, Marieta voló del cañón y atravesó la carpa. Entonces lo divisó: llevando la mitad del corazón por delante, Paquito, que había amarrado la escalera de trapecio en la Luna para darse un súper impulso, la interceptó y conectaron.
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