Sí, son secuestradores. Pero si consideramos que estamos en una granja humana programada para que transitemos un sendero cerrado a los desvíos, bien hacen estas guías divinas aislándote del rebaño.
Supe de alguien que encerraron e implantaron un microchip en su entrecejo. Cuando abría los ojos, proyectaba recuerdos de él atormentando a sus padres para sacarles dinero y drogarse. Con tanto recuerdo desgarrador, maldijo la suposición que tenía sobre que podía transitar un puro sendero, que no había más para él, que tocó lo que tocó. “¡Moriría por disculparme con mis papás!”, repetía.
“Interesantes palabras”, comentó un ajustador de pensamiento.
Un sendero cerrado a los desvíos no da posibilidad de rectificación. Si solo hay una oportunidad para elegir ese sendero hay muchas posibilidades de equivocarse.
ResponderBorrarBesos.
Ohhhhhhhhhhhh, que puro espanto, amigo...
ResponderBorrarUn abrazo
Va de psicología profunda...
ResponderBorrarTras el micro/cuento... un rato!
Abrazos Julio.
PD: ¿Hace un té a estas horas? :)))))
Ni idea de qué hora es o era. Primero hago el té. Después miro el reloj. Un abrazo psicológico.
BorrarA eso vamos tirando.
ResponderBorrarUn abrazo.
Bueno, seguro que el microchip era un prototipo.:)
ResponderBorrarQuerido amigo, un relato que me impactó
ResponderBorrarAbrazos y besos Julio David
Miedito :(
ResponderBorrarQue huyan los padres!!!
ResponderBorrarQué horror, Julio David.
ResponderBorrarProyectar una y otra vez nuestra peor escena debe ser como el purgatorio. Para desquiciarse del todo. ¿Es un experimento? Desde luego así se aprende, lo malo es que no le den a uno más opciones, ni desvíos, por si acaso nos quedaremos lejitos de esas granjas, :O
Un abrazo.
Ojalá fuera tan fácil. El planeta Tierra es la granja. Un abrazo psicológico.
BorrarPues no hay escapatoria... somos rehenes programados.
ResponderBorrarMuy bueno 👏🏼👏🏼👏🏼
Temibles esos ajustadores de pensamiento, observan y analizan cada paso.
ResponderBorrarAbrazo