viernes, 10 de agosto de 2018

Ha llegado carta (3)

Querido Fernando:

Vivir te regala algo hermoso: experiencia. Y con ella, la sabiduría para distinguir lo que te conviene de lo que no. Soy una mujer segura de lo que quiere. Sin embargo cuando te rechacé, cuando te preferí como amigo, poco entendía a mi corazón. Por ese entonces me enamoraban los “tipos malos” y no porque me gustara el drama… O quizás sí y creía que mi amor los transformaría. 

Tu dulzura, tus halagos, esa preocupación por mi bienestar, me levantaba el ego pero no me bajaba los calzones. Tarde vine a entender lo que perdí. Hoy te amo.

Querida amiga:

Gracias, pero tengo dignidad. No pretendas confundirme: secretamente preferirás a los cabrones. Es la clase de macho que te calienta y está bien, porque el amor es también pasión. Pero vas quedándote sola, los cabrones indomables no te pescan, entonces recurres al ingenuo que asumes todavía espera por ti. Me ves un hombre tan bueno que te resulto alguien débil, sin carácter y esto te da (y te dará) pie para rechazarme y recuperarme cuando quieras. 

Tranquila: no estabas obligada a amarme en ese tiempo. Por eso yo tampoco me siento mal diciéndote que ya no te amo.

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