Hoy, ocho meses después, mientras el elenco del microrrelato ensayaba, el protagonista llega tarde al set y, por diversión o maldad, arma un avioncito con mi guion y lo tira lejos. "¡¿De nuevo voy a interpretar al nostálgico quejoso?! -gritó-. ¡¿Sabes que puedo -y necesito- explorar otros temas, otros papeles?!". Agarra mi taza de té, afortunadamente tibia, y la vacía en mi cara. "¡Anda! ¡Ela xa non te quere! ¡Esquecela!". Exhausto, se sienta en el escenario y agrega: "No puedo más con este dolor".
Nadie supo si hablaba del personaje, de sí mismo o de sí mismo y de mí.
Ocho meses desde Los atípicos
Se me hace difícil imaginar alguien que necesite dos hostias más que este.
ResponderBorrarAbrazooo
Repentización o instantaneidad para crear. Aplausos, amigo. También para "Los atípicos".
ResponderBorrarAbrazo!!
El que no te amen es muy doloroso.
ResponderBorrarMuy original este micro.
Besos.
El nostálgico quejoso es el final común y global de la humanidad.
ResponderBorrarPobre protagonista, le tocó un dolor muy fuerte de asimilar.
ResponderBorrarAbrazo!
Cualquier día se descifra el misterio...
ResponderBorrarAbrazos Julio.