martes, 22 de octubre de 2024

La manivela

Nunca reparé en la manivela que sobresale de la pared en un pasaje, hasta que vi a un tipo moviéndola a medianoche. Me miró sin inmutarse. Tampoco me inmuté, pero por no saber cómo reaccionar. “Si te explico, no te asustarás”, dijo. Me acerqué. “Cuando giro esta manivela, doy cuerda al mundo. Lo hago girar, también”. Jugando, le pregunté si acaso cuestiones como el sufrimiento, con todas sus caras, persiste gracias a esto. Se encogió de hombros, para luego afirmarme ser Dios y que solo hace su trabajo. Entonces, arranqué el aparatito de la pared y lo agarré a manivelazos.

8 comentarios:

  1. No se puede jugar a según qué.

    Un abrazo.

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  2. Otro más a la lista del paro. ¿cuanto debe cobrar Dios?
    Un Fortunato o más.
    dile al prota que no vaya a darle muy deprisa a la manivela.
    Abrazooo

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  3. Tengo un poema por publicar que tiene el mismo sentido que tu relato.
    Quién mueve la manivela?
    Dios?

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Va a estar difícil que lo haga con las manos enyesadas. Un abrazo psicológico.

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  4. ¿Podrían llegar a alterarse ciertas leyes físicas consideradas inalterables?

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  5. Lo tuvo bien merecido, por meter las manos donde no debía, je, je.
    Un abrazo.

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  6. Pienso eso hace rato, la idea o construcción de dios es para hacerle hacer el trabajo sucio a alguien, el chivo expiatorio que le dicen...
    Me encantó tu micro, amigo. Abrazos y más abrazos.

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  7. Querido Julio, me encanto tu micro.
    Abrazos y te dejo un besito, que tengas un feliz día

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