Cuatro años después. Ella
Del hombre que solo supo dolerme. Con ese título postuló sus poemas a un concurso sobre Latidos Quebrados. Y se desvelaba pensando en haber presentado con fina precisión, reveladoras sentencias, evidente elegancia (como martillazos recibe un clavo para sellar un ataúd), su dolor en todas las versiones.
"El dolor", pensó. De tanto documentar la tristeza, el llanto ahogó las ya pocas ganas de escribir sobre la felicidad de ese amor. Que sí la hubo. Y fue bonita. Pero no sabe dónde la dejó.
Entonces, su desvelo fue por intentar recordar el lado luminoso del hombre que no solo supo dolerle.
Cuatro años después. Él
No quería que le doliera como le dolía, pero, paradójicamente, más perduraba. Nacemos para morir, vivimos para sufrir. El consuelo es registrar las sonrisas que reconcilian con la vida, gestos románticos que bordean abismos. Así, el olvido no existe: se alimenta de recuerdos almacenados en lugares a los que podemos acceder, los que él llama 'microrrelatos' y que reunió para participar en un concurso sobre Latidos Parchados. De tantas instantáneas que él escribió por ambos, hay una en donde ella, quedándose dormida, canta 'Ne me quitte pas' tras hacer el amor.
Porque él simplemente elige recordar que también se amaron.
Canción “Ne me quitte pas” - Jacques Brel